No es muy diferente el proceso en los dos monumentos, de hecho solo el tamaño marca las diferencias.
Nuestra fallera mayor, Yaiza, contuvo la emoción mientras le fue posible, pero inevitablemente cedió cuando el símbolo monumental de este año, ardió en llamas.
Con toda su comisión arremolinada a su alrededor, se le acompañó en el ritual del fuego, que devoró de manera rotunda y potente, lo que hacía tan solo unos momentos, era el símbolo del año vigente.
La lluvia se empeñó en aparecer, pero no consiguió estropear el fin de fiesta que estaba previsto.
Con la recogida de las cenizas, con el fin de preservar el recuerdo del año, Yaiza dio por finalizada la fiesta. Los abrazos de agradecimiento y emoción se sucedían entre todos los presentes..... recuerdos, gratitud..... muchos momentos vividos, que está claro que serán diferentes para toda la historia, pues ninguna año, es igual a ningún otro.